El Observatorio del Lobo ha observado de manera recurrente la retirada de indicios de lobo en el Sistema Central
La retirada de los indicios (excrementos) que los lobos depositan en sus territorios es una práctica frecuente en todo el ámbito del Sistema Central, como hemos podido constatar en el Observatorio del Estado de Conservación del Lobo (OECL) a lo largo de diez años de estudio de la especie en este límite de su área de distribución en España. En algunos casos, hemos observado la retirada casi completa del marcaje durante la época de reproducción. Esta actitud, cuya perturbación de la etología del lobo es importante y debería ser tenida en cuenta, puede tener diversas motivaciones: simple coleccionismo, obtención de material para los cada vez más frecuentes talleres y cursos de rastreo, realización de estudios de ecología trófica o genética, etc., además de otras pretensiones más cándidas, como tratar de ocultar la presencia de los lobos. Tampoco podemos olvidar la siempre presente competencia desleal, intentando dificultar el trabajo a otros investigadores. Ante esta realidad que observamos cada año, nos encontramos con que la retirada de indicios de lobo ha sido descrita en numerosos trabajos como una práctica invasiva que perjudica el comportamiento natural de la especie.
El marcaje territorial en el lobo cumple una importante función en la comunicación intraespecífica, tanto en una manada residente como con las manadas vecinas (1,2), siendo un mecanismo fundamental que emplean los lobos para delimitar sus áreas de campeo, especialmente durante la época de reproducción. Por ello, Barja (3) propone que para los análisis no es necesario recolectar toda la muestra, de manera que no se interfiera en el comportamiento señalizador del lobo. Grande del Brío califica la retirada completa de indicios como una práctica nefasta y sugiere que debe estar supeditada al conocimiento de las características del territorio, de la composición de los distintos grupos y de la estación del año (4). Este autor sostiene que la retirada de estas señales produce diversas alteraciones en el comportamiento del lobo, como cambios de tipo cinético (penetración de unos grupos en territorio de otros) o inversión (mayor densidad de marcaje fuera de las zonas de cría que en estas), lo cual es un patrón antinatural, dado que la densidad de indicios de lobo en una determinada unidad espacial es proporcional a la importancia de la misma.
Si bien el hombre es una fuente constante de molestias para el lobo, investigadores o amantes de la especie deberían ser la menor de ellas. Pero, pese a la evidencia científica, hemos documentado que estas prácticas se producen repetidamente en todas las zonas ocupadas por el lobo en el Sistema Central (Ávila, Segovia, Madrid y Guadalajara). Como hemos visto, para la toma de muestras durante la realización de estudios no es necesario retirar los indicios completos; por otra parte, la pretensión de proteger al lobo debe ser una cuestión tanto de concienciación social como de vigilancia, no basada en gestos ingenuos e invasivos como eliminar el marcaje territorial. Debemos señalar que cualquier persona interesada en la conservación del lobo o en su conocimiento debería trabajar creando las menores interferencias posibles en el comportamiento natural de la especie, siguiendo criterios profesionales y sin perder de vista un código ético que, lamentablemente, cada vez parece importar menos.
Clara Flores
Abraham Prieto
OBSERVATORIO DEL ESTADO DE CONSERVACIÓN DEL LOBO (OECL)
REFERENCIAS
(1) PETERS & MECH (1975) Scent-marking in wolves. American scientist, 63:628-637.
(2) ROTHMAN R.J. & MECH L.D. (1979) Scent marking in lone wolves and newly formed pairs. Animal Behaviour, 27:750-760.
(3) Barja I. & Corona E. (2007) El análisis de excretas desde la etología y la arqueozoología. El caso del lobo ibérico. En Human and faunal relationships reviewed: an arqueozoological approach. BAR International Series 1627.
(4) GRANDE DEL BRÍO, R. (2001) El lobo ibérico. Biología, ecología y comportamiento. Amarú Ediciones.